Ver un informativo en los tiempos
que corren supone practicar un deporte de riesgo. Es para echarle valor, un
corazón poco preparado podría paralizarse en segundos tan sólo escuchando el
resumen inicial de cualquiera de ellos. Sobresalto, tras sobresalto. Lo que es
una mala noticia hoy, no resulta tan negativa comparada con la que se anuncia
al día siguiente, dos veces más trágica. Hay quien ya ha sustituido los
lacrimógenos dramas románticos de Hollywood por los informativos de las nueve
cuando añora llorar a moco tendido buscando liberar tensiones. Pero, por muy
duro que sea, hay que arremangarse la camisa, sentarse frente al televisor y
tomar el pulso de la actualidad con coraje e inteligencia. Tenemos que conocer
a qué nos enfrentamos, aunque duela, pero además saber leer entre líneas lo que
a medias tintas nos cuentan.
Rescates que no se llaman rescates,
subidas de impuestos que no subían, deudas territoriales que no lo eran, créditos
que empobrecen, amnistía para el que evade sus obligaciones con Hacienda. Resulta
complicado entender la situación en la que estamos tal y como se explican
aquellos que nos representan. Nos obligan a recordar aquellas lecciones de
literatura, en los años del bachillerato, donde se nos enseñaba lo que eran los
eufemismos, las hipérboles, las metáforas y los símiles o comparaciones, ya que
si de algo puede presumir nuestra clase política es del excelente uso de los
recursos estilísticos en sus comparecencias a fin de demostrar la riqueza y
polivalencia del castellano, y con un donde
dije digo, digo Diego, dejarnos a todos con la boca abierta.
Yo, que siempre intento estar al
día, he echado mano de mis apuntes y me he puesto manos a la obra para
descifrar esta Piedra de Rosetta que el Gobierno nos está tallando. Aunque la
conclusión de mis observaciones no es nada alentadora. Tras un minucioso
estudio, todo apunta a la existencia de un entramado de medidas diseñadas para
acabar con la clase media. Una clase media que, a pesar de su tierna edad, ya
escalaba posiciones sociales a costa del esfuerzo económico, los logros
personales y la excelencia académica de muchos de sus miembros. Sin embargo, lo
que parecían pequeñas fisuras en la pirámide se están convirtiendo en
profundas grietas a golpe de decreto y bajo el temporal desatado, el campo base
no deja de poblarse ante la imposibilidad de resistir y no digamos continuar
ascendiendo. Los motivos que han impulsado esta estrategia no están
suficientemente claros, pero si la salud de un país se evalúa en función de la
salud de su clase media, el nuestro hace tiempo que se dirige en camilla hacia
la Unidad de Cuidados Intensivos.
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