jueves, 12 de julio de 2012

Mariano, ese diestro

Ayer fue un día fatídico para todos aquellos a los que cien euros menos a final de mes suponen un gran sacrificio. El Gobierno hizo público un nuevo plan de medidas mutiladoras de la economía doméstica, que parece ser la única fuente de recaudación en este país. Las piernas nos temblaban a medida que Rajoy avanzaba en la lectura de sus documentos y el Salón de Sesiones del Congreso adquiría nuevos matices hermanándose con Pamplona en la celebración de San Fermín.

En un momento serio, doloroso y delicado para las familias y los empresarios, la sala noble del Congreso se convirtió para el grupo mayoritario en la Monumental de Las Ventas, rindiendo expectación a un Mariano torero que, ejecutando sus mejores recortes, levantaba ovaciones entre los suyos. Mutilación tras mutilación sobre la piel de toro de España, la euforia en el graderío crecía entre vítores, aplausos y jaleos, destacando entre ellos un “¡¡A trabajar!!” dedicado al público en paro, funcionariado y liberados sindicales. Al terminar la faena, el diestro recibió a una plaza entregada que puesta en pie, se deshacía en aplausos premiando su histórica actuación. Tan sólo unos pocos permanecían sentados asistiendo estupefactos a la ceremonia de alternativa que el Presidente y los suyos habían decidido celebrar sin previo aviso, haciendo de lo serio y trascendental un espectáculo para el agrado de Bruselas una vez más.
 
Pero lejos de ser el diestro quien abandonara el Hemiciclo por la puerta grande, fue su cuadrilla al completo la que, sin esperar a que concluyera tan decisiva jornada, abandonó el coso en dirección a la cafetería dejando allí plantados al resto de grupos parlamentarios, a sus representantes con la palabra en la boca y a los ciudadanos como yo con la sensación de que quienes más ejemplo deben dar en esta desastrosa situación, practican la prepotencia y el absentismo laboral de manera pública y con total impunidad.

Así lo ilustra Patlos calvitos.com

domingo, 1 de julio de 2012

Extinguiendo la clase media

Ver un informativo en los tiempos que corren supone practicar un deporte de riesgo. Es para echarle valor, un corazón poco preparado podría paralizarse en segundos tan sólo escuchando el resumen inicial de cualquiera de ellos. Sobresalto, tras sobresalto. Lo que es una mala noticia hoy, no resulta tan negativa comparada con la que se anuncia al día siguiente, dos veces más trágica. Hay quien ya ha sustituido los lacrimógenos dramas románticos de Hollywood por los informativos de las nueve cuando añora llorar a moco tendido buscando liberar tensiones. Pero, por muy duro que sea, hay que arremangarse la camisa, sentarse frente al televisor y tomar el pulso de la actualidad con coraje e inteligencia. Tenemos que conocer a qué nos enfrentamos, aunque duela, pero además saber leer entre líneas lo que a medias tintas nos cuentan.
Rescates que no se llaman rescates, subidas de impuestos que no subían, deudas territoriales que no lo eran, créditos que empobrecen, amnistía para el que evade sus obligaciones con Hacienda. Resulta complicado entender la situación en la que estamos tal y como se explican aquellos que nos representan. Nos obligan a recordar aquellas lecciones de literatura, en los años del bachillerato, donde se nos enseñaba lo que eran los eufemismos, las hipérboles, las metáforas y los símiles o comparaciones, ya que si de algo puede presumir nuestra clase política es del excelente uso de los recursos estilísticos en sus comparecencias a fin de demostrar la riqueza y polivalencia del castellano, y con un donde dije digo, digo Diego, dejarnos a todos con la boca abierta.  
Yo, que siempre intento estar al día, he echado mano de mis apuntes y me he puesto manos a la obra para descifrar esta Piedra de Rosetta que el Gobierno nos está tallando. Aunque la conclusión de mis observaciones no es nada alentadora. Tras un minucioso estudio, todo apunta a la existencia de un entramado de medidas diseñadas para acabar con la clase media. Una clase media que, a pesar de su tierna edad, ya escalaba posiciones sociales a costa del esfuerzo económico, los logros personales y la excelencia académica de muchos de sus miembros. Sin embargo, lo que parecían pequeñas fisuras en la pirámide se están convirtiendo en profundas grietas a golpe de decreto y bajo el temporal desatado, el campo base no deja de poblarse ante la imposibilidad de resistir y no digamos continuar ascendiendo. Los motivos que han impulsado esta estrategia no están suficientemente claros, pero si la salud de un país se evalúa en función de la salud de su clase media, el nuestro hace tiempo que se dirige en camilla hacia la Unidad de Cuidados Intensivos.