lunes, 18 de junio de 2012

Alergias de verano


Hay tres cosas que con la llegada del verano me producen alergia: las picaduras de mosquito, el melón y las camisetas de tirantes. Hablo de esas camisetas de algodón que los hombres, a cierta edad, comienzan a llevar debajo de sus camisas y sin relación alguna con la estación en curso.

 Aunque su función no la tengo clara, en invierno abrigar más el torso del sujeto y en verano yo diría que lo mismo, lo cierto es que la camiseta interior de tirantes le llega al hombre de la misma manera que le llegan las canas y la tripita, sin quererlo y sin darse cuenta. Y no hay vuelta atrás, cuando esta prenda perenne se cuela en el armario de un hombre jamás vuelve a salir de él. Se instala, arraiga y florece en tonos blanco, azul o marrón pálido, pues no se conocen por el momento otras variedades, y al tiempo se le unen, de manera inexplicable, el sombrero de paja, la gorra de propaganda, las zapatillas de rejilla y el llavero balanceándose en el borde de los bolsillos.

Un erudito de la moda de caballero, caballero fino y elegante como los de antes, afirmaba hace unos días aborrecer la camisa de manga corta, desconocer quién fue su inventor y aconsejaba firme y enojadamente desterrarla de los armarios. Inquisidor más bien, a mi modo de ver las cosas, que anteponía anticuadas reglas de protocolo escritas a la necesidad lógica de aligerar las prendas con la llegada del calor para comodidad de quien las lleva. No tengo la más mínima intención de sugerir lo mismo con respecto a esta camiseta, pero sí aconsejaría a quien la lleve en verano que la camisa que la cubra, por favor, no transparente.